Nada peor que abrir un mango demasiado verde… o pasarse y encontrarlo pasado. Pero tranquilo, aprender a identificar el punto ideal es fácil si sabes qué observar. Aquí te dejamos tres señales clave:
1. El tacto:
Presiona suavemente el mango con los dedos. Si cede un poco, como un aguacate maduro, está listo. Si está muy duro, necesita unos días más fuera de la nevera. Si se hunde demasiado, puede estar pasado.
2. El olor:
Acércalo a tu nariz, especialmente cerca del tallo. Un mango maduro tiene un aroma dulce e intenso. Si no huele a nada, todavía no está en su mejor momento. Si huele muy fuerte y fermentado, ya se pasó.
3. La piel:
Los mangos maduros pueden tener manchas o zonas más oscuras en la piel, y eso no es malo. El color depende mucho del tipo de mango, así que no te fíes solo del aspecto: fíjate en el tacto y el olor.
Consejo Tropicoast:
Si tu mango aún está verde, déjalo unos días a temperatura ambiente, idealmente cerca de otras frutas como plátanos (emiten etileno y ayudan a madurar).
Y cuando esté en su punto… ¡disfrútalo solo, en smoothies o con un toque de lima y chile!